Llega Diciembre y es el momento
para mirar hacia atrás y valorar la temporada que ahora acaba y sobre todo
plantearse retos para el año que entra. Sin embargo este año ha sido un año
atípico, totalmente marcado por la
lesión que tuve a finales de abril en la maratón de Finestrat, hasta entonces
la temporada estaba siendo buena. Ya había tomado la decisión de dejarme el asfalto y pasar a la montaña y pasar a
ser cien por cien corredor de trail, con
el objetivo de ir finalizando carreras cada vez más largas con el objetivo de
competir en un gran ultra trail.
La cosa iba bien, acabe el año 2011 con una
buena experiencia en la carrera de Chiva de de 64,5 km
y un desnivel de +3000, así que en marzo comencé fuerte, con la Perimetral de
Benissa, con distancia y desnivel parecido a Chiva, pero con más dificultad
técnica. Y fue dura, sobre todo la subida a la sierra de Bernia, acabe
renegando de los ultras, no todas se iban a dar tan bien como Chiva.
Así que en
abril cuando acudí a la carrera de montaña de Cuenca mi intención era recuperar
sensaciones y volver a disfrutar del placer de correr por la montaña. Salí tranquilos, todo salió bien, disfrute y logre un buen puesto.
Otra vez volvía
a darle vueltas a correr una gran ultra, y mientras me decidía en cual me
aventuraría, me apunte a la maratón de Finestrat en Benidorm. El plan era
perfecto, aprovechar el puente para correr una maratón y disfrutar de unos días
con la familia en la playa. Pero la cosa se fastidio y antes de llegar al km 10
me torcí un tobillo que me dejo en el dique seco durante más de seis meses.
La
cosa se complico, no era un simple esguince, además no era precisamente el
primero sino que era el último de los muchos que he tenido. Pase el verano entrenando
mucha natación, distancias importantes a veces 3800 m. (la distancia del
Ironman) y no era casualidad hacer esa distancia. También empecé a montar en bicicleta
de montaña, dentro de mis limitaciones y la cosa me fue enganchando. Pero de
correr nada de nada, cada vez que lo intentaba con dolores en el tobillo.
Masajes, descanso y desesperación. Y así estuve hasta septiembre momento en que
el fisio me dijo que empezara a correr, primero 20 minutos, luego 25, 30, 35
hasta llegar a 45 minutos… uf, que lejos estaba ahora las intenciones de acabar
algún día un ultratrail, ni siquiera de correr por la montaña. Mi decisión
estaba tomada, adiós al trail y a empezar una nueva aventura, quizás con el
triatlón.
Seguí entrenando, aún con dolores después de
correr, poniéndome hielo… y un día empecé con los caminos de Chinchilla, luego
alguna senda, hasta que en noviembre quedamos los del Club de Trail para hacer
un entrenamiento por la sierra y allí estaba yo, con los tobillos vendados y
con muchísimo cuidado. Y la cosa se dio muy bien, disfrute muchísimo, las
bajadas las hacía muy despacio y con mucho cuidado, pero la sensación de correr
por esos sitios tan bonitos fueron muy buenas.
Y en eso llega diciembre, hora de hacer balance
de la temporada que acaba y plantearse objetivos para el año que entra, y ahora
¿qué hago? Desde luego la lógica y el sentido común me dice que deje el trail,
que mis tobillos son de cristal y me meta en otras cosas, pero el corazón….
De cara al próximo año me tomare las cosas con
calma, y según como se vaya dando y como responda mis tobillo haré una u otra
cosa. Mi intención es estrenarme en el triatlón (a mi ritmillo, sin
pretensiones) y correr alguna carrera de montaña, disfrutando. Y si la cosa se da
bien, pues alguna maratón de montaña, algún triatlón más largo… que se yo hasta
donde.
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